Exposición "Vivir en los márgenes"
El Archivo de Gavà y el Museo de Gavà proponen un viaje por más de un centenar de fotografías, que atestiguan el crecimiento de la ciudad en sus límites, y cómo se vive este espacio a partir de instantes de la gente que las habita. Una mirada a Gavà desde sus márgenes.
Plaça de Dolors Clua, 13-14
Gavà
España
Entrada gratuita.
En Gavà, como en muchas poblaciones catalanas, el abandono de la autarquía franquista a principios de la década de los sesenta marcó una nueva época. Se activa la economía, aumentan las rentas salariales y su capacidad adquisitiva y se produce una llegada masiva de inmigrantes procedentes mayoritariamente del sur de España. En 1965 Gavà tenía 20.145 habitantes, 13.285 más que en 1950.
En tan sólo quince años triplicó su población y la cifra aumentó hasta alcanzar los 34.774 en 1985. Un aumento tan considerable en un período tan corto debía tener forzosamente repercusiones sobre la fisonomía social y urbana de la población.
En esa época, el delta oriental acogía en sólo siete municipios, entre ellos Gavà, el 76% de la población total de la comarca, debido a una expansión industrial muy localizada: Gavà era uno de los núcleos principales, con 8.400 trabajadores (el 14,64% del total comarcal de activos).
Así, la industria en Gavà funcionaba a pleno rendimiento: Compañía Roca Radiadores, Manufacturas Serra i Balet, Sociedad General de Hules, las tejas, Formo SA, Cerdans, Muebles CEL, Complementos Sanitarios, Resco, etc. En 1963 se emprendió la ordenación urbanística del sector con la aprobación del Plan Parcial de la Zona Gran Industria con el que aumentó la oferta de suelo industrial. Al año siguiente, Gavà se convirtió en la segunda ciudad de todo el Baix Llobregat con el porcentaje más alto de población ocupada en el sector industrial, sólo superada por Cornellà de Llobregat.
Algunas de estas industrias radicaban en el casco urbano, y en el futuro, una vez desaparecieron o se trasladaron, sus terrenos se convirtieron en espacios urbanizables.
Dado el crecimiento de la Compañía Roca y la incapacidad de Gavà y Viladecans para absorber a los recién llegados de otras regiones, en 1960 la empresa decidió edificar un grupo de pisos que se conocen como Poblado Roca.
La década de los sesenta se inicia con la aprobación de la Ley de ordenación urbana de Barcelona y su comarca, que por primera vez subordinaba la planificación urbanística local a la aprobación superior.
Fue en esta época cuando se planificó la expansión urbana hacia el oeste, con la conformación de tres grandes avenidas: el paseo de Joan Maragall, la avenida Diagonal y la avenida de Juan Carlos I, esta como variante de la carretera de Begues. Si la primera representaba una operación de llenado urbano para conectar las Colomeres y las Panes, la segunda creaba un núcleo líder nuevo de crecimiento, y la última ampliaba y marcaba un nuevo umbral en crecimiento de las próximas décadas.
Entre los siglos XVII y XIX el crecimiento urbano de Gavà irá evolucionando de una red repartida de arrabales (de la Palla, Calders, cal Fuentes, Molins y del Todó) en los primeros ensanches planificados (parte de los terrenos de la finca de los Lluch o los primeros tramos de la Rambla). En la primera mitad del siglo XX el núcleo urbano de Gavà empieza a expandirse hacia el sur y el este debido al desvío de la riera de Sant Llorenç. Allí se conforman los barrios de los arroyos, la Barceloneta y el llenado urbano alrededor de la calle de Artur Costa.
También sigue creciendo por la parte noroeste (Les Colomeres) con una estructura ortogonal con calles regulares y cruces con chaflán que le diferenciarán bastante del casco antiguo. Es ya un urbanismo planificado tal y como muestran los proyectos de los años treinta.
La guerra y la inmediata posguerra significaron un paro en el crecimiento urbanístico local, que no se reanudará hasta la década de los cincuenta, a finales de un largo período de estancamiento demográfico y económico. Además, se reanudó el fenómeno del desplazamiento hacia la periferia de la población llegada a Barcelona, que ya se había dado en los años veinte y treinta. Gavà, entonces con una elevada oferta de suelo urbano e industrial, se convirtió en una válvula de escape idónea.
En 1945 Gavà presentaba un núcleo con una base apoyada en la carretera y que se extendía hacia el norte con Les Colomeres, barrio que se iba ensanchando. Destacaba la promoción pública de viviendas protegidas que urbanizó las calles de Pau Claris, de la Mare de Déu dels Dolors y plaza Interior. Este mismo año, la Sociedad General de Aguas de Barcelona compró los terrenos del Antiguo American Lake, que se urbanizó entre los años 1950 y 1954.
Al otro lado de la riera de Les Parets, al abrigo de la fábrica Manufacturas Serra i Balet, se iba consolidando el barrio de Les Panes.
La década de los cincuenta marcó el inicio de la construcción de los bloques de pisos. En 1954 se construyeron los llamados pisos de la Formo, en lo alto de la Rambla, y en 1957 los pisos de Santa Teresa, conjunto de bloques aislados promovidos por la Obra Sindical del Hogar, en el extremo oeste del casco urbano.
Sin embargo, y en un contexto sostenido de crecimiento, los límites del pueblo edificado se convertirán en la periferia de la periferia, un espacio rústico que acogerá a aquellos que, a pesar de disponer de trabajo, no encuentran una vivienda digna donde vivir con su familia.
Las afueras se convertirán, por primera vez, en un espacio habitado al margen de la dinámica urbana que convivirá, con las precariedades que ello conlleva, con la normalidad de ésta.
La llegada masiva de trabajadores, mayoritariamente industriales, se encontró con un pueblo que no podía satisfacer la demanda de vivienda que esto comportaba. Muchos de los recién llegados a Gavà a partir de mediados de los cincuenta se instalaron en viviendas apretadas de parientes que habían llegado antes y que ya estaban establecidas, realquiladas o en pensiones, a la espera de estabilizar su situación y encontrar una vivienda digna.
Otros, sin embargo, tuvieron que establecerse en cuevas y barracas, en espacios periféricos como el camino de la Sentiu, el torrente del Calamot, el cruce de la carretera de Begues con el camino de can Tries o las vertientes de can Tintorer. Se construyeron viviendas precarias que, ni mucho menos, reunían las condiciones necesarias para vivir.
Desde mediados de los cincuenta y durante los sesenta se van configurando, fuera de la trama urbana, los barrios de Can Tries y Ca n'Espinós. Se parcelan los terrenos cercanos a las masías y los nuevos propietarios se van construyendo vivienda poco a poco en un entorno de calles llenas de barro, falta de luz y agua potable, además del aislamiento del núcleo urbano.
Los aguaceros de otoño de 1962, al margen de las dimensiones extraordinariamente intensas y de provocar inundaciones de grandes proporciones, pusieron en evidencia la desidia de las autoridades locales y supralocales en esta ocupación irregular del territorio y de haberse permitido la edificación, en algunos casos, en áreas fácilmente inundables.
Al margen de que se cortaran algunos suministros de luz y agua, y que algunos tramos de carretera permanecieran incomunicados, el fenómeno, afortunadamente, no ocasionó víctimas mortales. Aun así, hubo zonas gravemente afectadas, como el torrente Bergelit y el torrente del Calamot, donde la concentración de viviendas precarias sufrió gravemente sus efectos. Las grandes lluvias estropearon las cuevas y arrastraron las barracas, dejando sin cobijo a todas las familias que vivían allí.
En un primer momento, los damnificados se alojaron en el antiguo caserón de Can Pere Bori en estancias separadas por prendas y con muy poco espacio. Estuvieron allí un año hasta que el Ayuntamiento de Gavà hizo construir unos barracones más allá de la calle de Santa Teresa, los cuales fueron llamados popularmente las Casitas de San Rafael, que les permitieron rehacer su vida. Les dijeron que aquello era provisional, pero estuvieron allí once años. Las habitaciones se dividían con cortinas y había gente que alquilaba habitaciones. Como esta situación no podía mantenerse, el Ministerio de la Vivienda se hizo cargo de la construcción de bloques de pisos en Les Ferreres para realojarlos. En 1974 se derribaron las casitas y se entregaron los contratos de los nuevos pisos.
En la Masía de Can Pere Bori siguieron viviendo familias en unas condiciones cada vez peores, hasta que fue derribada en septiembre de 1973.
En los años sesenta, la expansión de las Colomeres fue casi definitiva, con las características casas unifamiliares, a menudo hechas por los propios propietarios (autoconstrucción). En 1965, en el nuevo eje configurado por el paseo de Joan Maragall, se edificaron los pisos de la Cyrsa (nombre de la promotora), que marcaron el inicio de la operación de sutura urbana entre Les Panes y Colomeres. Un año después comenzó la prolongación de la calle de Salamanca, encajonada entre la carretera y la vía del tren.
A mediados de la década todavía quedaba una importante operación de llenado urbano por hacer: la del cuadrante noreste, entre la carretera de Begues y la riera de Sant Llorenç. Una vez aprobado el correspondiente plan parcial, en 1967 comienza a construirse el barrio de Can Tintorer en la zona hundida situada junto a la riera con una retícula de calles regulares y una tipología de casetas unifamiliares —el plan parcial había sido impugnado y anulado, y la planificación urbanística fue inexistente hasta 1978. Dos años después se edificó el polígono de los pisos Vimo, el actual barrio de Ausiàs March, que llenaba el espacio existente entre el núcleo consolidado de Les Panes y avenida de Juan Carlos I.
En los setenta se agotó la expansión hacia el noreste, con la construcción, en 1972, de la segunda fase de Can Tintorer (polígonos de bloques de edificios) sobre una topografía más elevada, y una actuación de mayor envergadura en los alrededores de la plaza de Catalunya (1979) y Can Pere Bori (1980). Este barrio concretó la ocupación del sector este de Gavà hasta el límite con Viladecans. Asimismo, el crecimiento urbanístico iba ocupando espacios interiores del núcleo urbano ya conformado, como el solar de la Boada, debajo de la plaza de l'Església, donde en 1971 empezó una promoción, en forma de bloques aislados, de la inmobiliaria surgida del Congreso Eucarístico de Barcelona (barrio/pisos del Congreso). A finales de los ochenta habrá una operación similar, pero con viviendas adosadas, en el solar que ocupaba la fábrica Serra i Balet. Del mismo modo, hasta llegar al inicio de la década de los ochenta, se ocuparon otros espacios marginales en las Ferreres y en la calle Salamanca.
La creación de la Entidad Municipal Metropolitana en 1974 y la aprobación de la Ley del Suelo de 1975 determinaron la redacción del Plan General Metropolitano, que se aprobó un año después, donde se consideraba todas las zonas consolidadas como suelo urbano y en otros se aplicaba el régimen urbanístico de suelo urbanizable y la obligación de redactar un nuevo planeamiento parcial.
En la década siguiente, la expansión se centrará básicamente en completar la red urbana por poniente y la periferia iba quedando cada vez más difusa en el crecimiento urbano de Gavà.
El crecimiento demográfico y urbanístico acelerado de la población, con la consiguiente transformación física y social que comportó, tuvo como consecuencia un despliegue urbano lleno de carencias en mantenimiento, servicios, escuelas y atención sanitaria.
Los años setenta se caracterizarán por los movimientos de resistencia al franquismo como los estudiantiles (comités del curso 1972-73), ecologistas (contra el vertedero del Garraf), obreras (huelgas en Cerdans y Roca) y, sobre todo, vecinales, que frente a las carencias de planificación urbanística y de servicios básicos se organizan y movilizan para reivindicar soluciones.
En 1975 los vecinos de Can Tries, ante la falta total de servicios, deciden presentar un plan parcial y convertirse ellos mismos en urbanizadores. El plan se aprueba en 1979 y se valora en 50 millones de pesetas. Primero vino el alcantarillado y después, la luz y el agua. La asociación de vecinos actuó como portavoz y dinamizadora del proyecto.
El movimiento vecinal sale a la luz en 1976 con la creación de la Asociación de Vecinos Eramprunyà, cuyo ámbito abarca todo el municipio. En 1977, en el seno de la asociación se constituyeron las comisiones de las Colomeres, Can Tries y Can Tintorer. Ese mismo año, el movimiento vecinal, secundado por más de una veintena de organizaciones políticas y sociales locales, promovió una manifestación para reivindicar la Torre de los Lluch como casal de cultura.
El crecimiento demográfico produjo un aumento considerable de la población infantil y esto supuso una falta de equipamientos escolares que en 1962 dejó sin escolarizar a más de quinientos niños y niñas en la población.
El colegio Salvador Lluch, la única escuela pública de Gavà, se quedó pequeña y se puso en funcionamiento la escuela parroquial Àngela Roca (1964), edificada en terrenos de la parroquia de Santa Teresa, junto a las Casitas. Surgieron, por iniciativa privada, las academias Núria (1965) y Santo Ángel (1967) y se creó un nuevo centro público, el colegio Jacme March (1972).
A mediados de los setenta entrarán en funcionamiento el colegio público Joan Salamero y Maria Felip, de educación especial.
Con todo, Gavà dispone ya de un centro de educación secundaria (Nuestra Señora de Brugués) donde se pueden cursar estudios superiores y uno de enseñanza profesional con prestigio (Escuela del Trabajo de Gavà), ya que la creciente implantación industrial hace necesaria una formación profesional de calidad.
En 1975 el Ayuntamiento compra unos terrenos junto a la riera de Sant Llorenç y los cede al Instituto Nacional de Previsión para que construya lo que debe ser el primer ambulatorio de Gavà.
La creación de la Agrupación Fotográfica de Gavà en 1951 fue el desencadenante para que toda una serie de socios aficionados a la fotografía emprendieran la tarea de documentar su entorno más inmediato, muy a menudo sin ser conscientes de ello, en la búsqueda de la imagen ganadora de los sucesivos concursos que convocaba la entidad.
En los años sesenta significaron una renovación del lenguaje fotográfico, que tendió a alejarse del “salonismo” para acercarse a la realidad. En la Fotográfica se incorporan nuevos miembros, sin renunciar a tener presencia en las exhibiciones y a competir. Se sentían más cercanos a la Nueva Vanguardia y a la fotografía humanista. Esta nueva generación reivindicaba una forma diferente de aproximarse a la fotografía como vehículo de expresión creativa: Francesc Català, Joan Mitjans, Pere Marrugat o Secundí Roca serán sus principales representantes. Les caracterizó una sensibilidad especial a la hora de adentrarse en este nuevo mundo que se configuraba en los márgenes del Gavà tradicional. Sus reportajes permiten acercarnos al día a día de unos gavanenses que llevaron, durante un buen número de años, una vida, en algunos aspectos, no muy diferente de la de un campo de refugiados.
Todos ellos utilizaron en sus trabajos fotográficos el blanco y negro como medio de expresión. Ellos mismos revelaban los carretes y hacían las copias de los negativos.
Por otro lado, cabe mencionar a dos fotógrafos de características muy diferentes, pero que, a partir del reportaje gráfico, trabajaron en la misma dirección que los anteriores: Jordi Vaghi y Jaume Muns.
Jordi Vaghi ejerció profesionalmente la fotografía social e hizo reportajes por encargo de numerosos eventos oficiales y sociales a lo largo de su dilatada trayectoria. La creación del periódico Brugués en junio de 1958 le abrió el camino a la documentación gráfica. La nueva publicación ofrecía mucho espacio a la fotografía, ya que la hacía más cercana y atractiva.
Jaume Muns, con un fuerte compromiso personal, dirigió su mirada al mundo obrero y su ámbito de acción fueron las luchas sociales en Barcelona y en el Delta del Llobregat. De su trabajo cabe destacar los reportajes fotográficos de las manifestaciones vecinales y obreras de la década de los setenta a favor de unas mejores condiciones de vida y trabajo.
Estos fotógrafos nos abrieron una ventana al Gavà de los años sesenta y setenta y su trabajo traza una memoria gráfica inestimable de la sociedad gavanense de esos años. Son unos documentos históricos imprescindibles para interpretar los cambios acelerados, y en algunos aspectos traumáticos, que vivió Gavà en uno de los períodos más transformadores de nuestro pasado.
Créditos
Idea, coordinación, producción y montaje
Museo de Gavà y Archivo Municipal de Gavà
Guion, documentación y textos
Benet Solina
Grafismo y comunicación
Mireia Forasté
Corrección de textos
Servicio Local de Catalán de Gavà
Impresión de lonas
Publiservei SL
Impresión de Imágenes y cartelas
Copistería PNG Pelegrin
Fotografías
Archivo Municipal de Gavà
Colecciones:
Vicente Fernández, María Jardí, Gregorio Lagunas, Sociedad General de Hules SA, familia Colomé Aragonés, familia Sánchez Almirall, Giralt y Carbonell SA, Complementos Sanitarios, SA, Esther Ciruelo, David Achell, Miguel Sans, Miguel Caldú, Luis Navarro, Fermín Navarro, Carmen López, Rosa Bosch, Jaume Muns, Antonia Pérez, Ana Zapata, Jordi Roca, Antonia Pérez, Asociación Vecinal del Centro, Montserrat Pujals, familia Solina Garcia, familia Peñarrocha Marrugat, Ramon Barrufet y familia Teixidó Coll.
Fondo:
Francesc Català, Joan Mitjans, Pere Marrugat, Jordi Vaghi, Antoni Tarrida y Vicenç Agustí.
Visita dialogada con los alumnos que les invitará a reflexionar, debatir, y responder activamente a cuestiones que afectan a sus vidas, a partir de las fotografías históricas, materiales didácticos que forman parte de la exposición, y la conducción de educadores especializados.
Recorrido en cuatro ámbitos:
- INDUSTRIA, INMIGRACIÓN Y TRANSFORMACIÓN. Industrialización de la ciudad.
- LAS AFUERAS. Gestión del recibimiento de flujo migratorio de los años 50, 60 y 70 y el surgimiento de espacios informales de vivienda y autoconstrucción.
- PERIFERIA CONSTRUIDA. Gestión planificada del crecimiento de la ciudad a partir de los 80 y consolidación de los nuevos barrios.
- CARENCIAS Y REIVINDICACIÓN. Desarrollo de la conciencia social y organización de movimientos vecinales como medida para mejorar las infraestructuras y vida en los nuevos barrios.
Destinatarios: 1º ESO
Calendario: Del 15 al 25 de noviembre de 2022 (de martes a viernes). A las 10 y 11.30 h
Inscripción: Plazas limitadas. Se realizará la inscripción por estricto orden de solicitud.
Información y reservas: Museo de Gavà Telf. 93 26 3 96 10.