Ermita de Bruguers

La ermita de Bruguers que hoy conocemos es una reforma del siglo XVI, pero su historia se remonta al siglo XIII, cuando este lugar era llamado el Sitjar.

La actual ermita de Bruguers se fundó en el siglo XIII y se dedicó al culto de Santa María Magdalena. Éste se abandonó en 1327, cuando el señor del castillo, Pere March, obtuvo el permiso del obispado para trasladar la imagen a una capilla edificada en el lugar de la Roca, entre Gavà y Castelldefels, hoy desaparecida.

Un poco más arriba de la montaña, desde finales del siglo XII, se veneraba una virgen hallada, según cuenta la leyenda, por un pastor en una cueva: la Virgen de Bruguers. Los March promovieron este culto e hicieron obras en el edificio. A finales del siglo XIV, Jaume March II encargó la talla de la Virgen. Terminada la guerra civil catalana de 1462-1472, el castillo de Eramprunyà quedó destruido y la ermita de Bruguers derribada.

Fue entonces, en 1500, cuando los jurados de Gavà y Castelldefels, representantes del gobierno municipal, decidieron que era mejor reconstruir la vieja ermita del Sitjar y trasladar la imagen de la Virgen de Bruguers. Fueron ellos quienes pagaron la ampliación de la entrada y el coro, así como la portada. El día 15 de junio del año 1509, terminadas las obras, la imagen de la Virgen de Bruguers fue trasladada a la ermita de abajo. En 1540 se construyó la casa de los ermitaños, adosada a la iglesia.
La ermita está construida con la arenisca rojiza del lugar. Es de una sola nave de bóveda de cañón, tejado a doble vertiente y tiene cuatro capillas laterales. El ábside semicircular, con decoración lombarda, es de estilo románico. La fachada, el coro y el púlpito, de estilo gótico, corresponden a la reforma del siglo XVI.

La fachada es prácticamente cuadrada y está coronada por un campanario de un solo hueco. Se puede ver el escudo de los March, al igual que en la clave del coro.